Desde la mirada de la Psicología Clínica, el mundo interno de los y las adolescentes se encuentra está habitado por unos duelos. Entiéndase por duelos, unas pérdidas, unas rupturas que conducen a unas transformaciones. El y la adolescente tienen que experimentar psíquica y emocionalmente tres duelos fundamentales. Hoy vamos a hablar del primero de ellos. Veamos.
EL DUELO POR EL CUERPO INFANTIL perdido, base biológica de la adolescencia, inaugura una serie de condiciones físicas, emocionales y afectivas nunca antes vividas por el niño y la niña. Estos cambios, en los que se pierde la identidad infantil, implican para la persona la búsqueda de una nueva identidad que se va construyendo en un plano consciente e inconsciente.
El y la adolescente no quiere ser como determinados adultos y adultas, pero en cambio elige otros y otras como ideales, como modelos a seguir. ¿Cuáles son los adultos y adultas que has elegido como tus modelos de identificación y porqué?
La pérdida que debe aceptar el y la adolescente al hacer el duelo por el cuerpo infantil es doble: la de su cuerpo de niño o niña cuando los caracteres sexuales secundarios lo ponen y la ponen frente a la evidencia de su nuevo status: la aparición de la menstruación en la niña y el semen en el varón; les imponen la necesidad de la definición de la identidad sexual y del rol que tendrán que asumir, en lo social y afectivo, en la elección de pareja u objeto amoroso bien sea heterosexual u homosexual, en la elección vocacional y preferencias del orden social, comunitario, etc.
Sólo cuando el y la adolescente es capaz de aceptar simultáneamente sus aspectos de niño y de niña y de adulto y adulta, puede empezar a aceptar en forma fluctuante los cambios de su cuerpo y comienza a surgir una nueva identidad.
Ese largo proceso de búsqueda de identidad ocupa gran parte de su energía y es la consecuencia de la pérdida de la identidad infantil que se produce cuando comienzan los cambios corporales. ¿Cómo has vivido estos cambios en tu cuerpo? ¿Cómo ha sido tu experiencia menstrual?
¿Cómo te has sentido con tus primeras emisiones seminales? ¿Cómo ha sido el descubrimiento de tu genitalidad? ¿Tu despertar sexual?....
Las fluctuaciones de identidad se experimentan con cambios bruscos en los estados de ánimo, en los gustos, en la música, en la vestimenta, en las
relaciones con la autoridad especialmente frente a la norma establecida por los padres, en las elecciones vocacionales, en la toma de decisiones, en el noviazgo, en las relaciones con los pares, en el rendimiento escolar, en los proyectos que se tengan, en los ideales y fantasías. En fin, los cambios y contradicciones abarcan la vida personal, familiar, escolar y social del joven y la joven.
El y la adolescente provocan una verdadera revolución en su medio familiar, escolar y social que se traduce en una problemática generacional que hay que saber abordar y resolver.
Ocurre que también los padres viven los duelos por los hijos e hijas, necesitan hacer el duelo por el cuerpo del hijo y de la hija pequeña, por su identidad de niño o niña y por su relación de dependencia infantil. Ahora son juzgados por sus hijos e hijas, y la rebeldía y el enfrentamiento son más dolorosos si el adulto y la adulta no tienen conscientes sus dificultades frente al adolescente.
En este sentido, también los padres tienen que desprenderse del hijo niño y de la hija niña y evolucionar hacia una relación con el hijo adulta y con la hija adulta, lo cual impone muchas renuncia de su parte, otras condiciones y un replanteamiento de posturas de pensamiento y actitudes. ¿Cuáles son los conflictos que tienes que empezar a resolver en compañía de tus padres y/o personas responsables? ¿Qué cambios has logrado identificar en la relación con los adultos y adultas? ¿Cómo has asumido esos cambios? ¿Quién te ha ayudado? ¿En qué te has refugiado?
Debemos aceptar que la pérdida del vínculo del padre con el hijo infantil, de la identidad del adulto y la adulta frente a la identidad del niño y la niña, los enfrenta a una lucha, a una etapa crítica y conflictiva en la que entran en juego la dependencia versus la independencia,
la autonomía versus la heteronomía, la libertad en las elecciones, la confrontación generacional, el rechazo versus la aceptación, la conquista de la identidad adulta versus la identidad infantil, la soberanía en el manejo de la sexualidad versus la regulación de la sexualidad por parte del adulto y la adulta.
Su hostilidad frente a los padres y al mundo en general se expresa en su desconfianza, en la inseguridad, en la idea de no ser comprendido y reconocido, en su rechazo de la realidad, en sus desapegos por unas cosas y apegos por unos ideales, en sus refugios afectivos que sólo él o ella encuentran como una forma de hacerle frente a la crisis emocional y afectiva por la que están pasando.
Más adelante, hablaremos de los refugios afectivos.
Por el momento, vete pensando…. ¿Cuáles son los apegos y desapegos que tienes? ¿En qué te has refugiado afectivamente? ¿Cómo se ha manifestado en tu casa esta hostilidad, con tus padres? ¿En la escuela?
Te invito a que te dispongas a reflexionar en estos interrogantes, contigo mismo y contigo misma, es una manera de empezar a clarificar qué pasa contigo y de empezar a construir y consolidar tu propia identidad.
Fraternalmente,
NELLY BEATRIZ
EL DUELO POR EL CUERPO INFANTIL perdido, base biológica de la adolescencia, inaugura una serie de condiciones físicas, emocionales y afectivas nunca antes vividas por el niño y la niña. Estos cambios, en los que se pierde la identidad infantil, implican para la persona la búsqueda de una nueva identidad que se va construyendo en un plano consciente e inconsciente.
El y la adolescente no quiere ser como determinados adultos y adultas, pero en cambio elige otros y otras como ideales, como modelos a seguir. ¿Cuáles son los adultos y adultas que has elegido como tus modelos de identificación y porqué?
La pérdida que debe aceptar el y la adolescente al hacer el duelo por el cuerpo infantil es doble: la de su cuerpo de niño o niña cuando los caracteres sexuales secundarios lo ponen y la ponen frente a la evidencia de su nuevo status: la aparición de la menstruación en la niña y el semen en el varón; les imponen la necesidad de la definición de la identidad sexual y del rol que tendrán que asumir, en lo social y afectivo, en la elección de pareja u objeto amoroso bien sea heterosexual u homosexual, en la elección vocacional y preferencias del orden social, comunitario, etc.
Sólo cuando el y la adolescente es capaz de aceptar simultáneamente sus aspectos de niño y de niña y de adulto y adulta, puede empezar a aceptar en forma fluctuante los cambios de su cuerpo y comienza a surgir una nueva identidad.
Ese largo proceso de búsqueda de identidad ocupa gran parte de su energía y es la consecuencia de la pérdida de la identidad infantil que se produce cuando comienzan los cambios corporales. ¿Cómo has vivido estos cambios en tu cuerpo? ¿Cómo ha sido tu experiencia menstrual?
¿Cómo te has sentido con tus primeras emisiones seminales? ¿Cómo ha sido el descubrimiento de tu genitalidad? ¿Tu despertar sexual?....
Las fluctuaciones de identidad se experimentan con cambios bruscos en los estados de ánimo, en los gustos, en la música, en la vestimenta, en las
relaciones con la autoridad especialmente frente a la norma establecida por los padres, en las elecciones vocacionales, en la toma de decisiones, en el noviazgo, en las relaciones con los pares, en el rendimiento escolar, en los proyectos que se tengan, en los ideales y fantasías. En fin, los cambios y contradicciones abarcan la vida personal, familiar, escolar y social del joven y la joven.
El y la adolescente provocan una verdadera revolución en su medio familiar, escolar y social que se traduce en una problemática generacional que hay que saber abordar y resolver.
Ocurre que también los padres viven los duelos por los hijos e hijas, necesitan hacer el duelo por el cuerpo del hijo y de la hija pequeña, por su identidad de niño o niña y por su relación de dependencia infantil. Ahora son juzgados por sus hijos e hijas, y la rebeldía y el enfrentamiento son más dolorosos si el adulto y la adulta no tienen conscientes sus dificultades frente al adolescente.
En este sentido, también los padres tienen que desprenderse del hijo niño y de la hija niña y evolucionar hacia una relación con el hijo adulta y con la hija adulta, lo cual impone muchas renuncia de su parte, otras condiciones y un replanteamiento de posturas de pensamiento y actitudes. ¿Cuáles son los conflictos que tienes que empezar a resolver en compañía de tus padres y/o personas responsables? ¿Qué cambios has logrado identificar en la relación con los adultos y adultas? ¿Cómo has asumido esos cambios? ¿Quién te ha ayudado? ¿En qué te has refugiado?
Debemos aceptar que la pérdida del vínculo del padre con el hijo infantil, de la identidad del adulto y la adulta frente a la identidad del niño y la niña, los enfrenta a una lucha, a una etapa crítica y conflictiva en la que entran en juego la dependencia versus la independencia,
la autonomía versus la heteronomía, la libertad en las elecciones, la confrontación generacional, el rechazo versus la aceptación, la conquista de la identidad adulta versus la identidad infantil, la soberanía en el manejo de la sexualidad versus la regulación de la sexualidad por parte del adulto y la adulta.
Su hostilidad frente a los padres y al mundo en general se expresa en su desconfianza, en la inseguridad, en la idea de no ser comprendido y reconocido, en su rechazo de la realidad, en sus desapegos por unas cosas y apegos por unos ideales, en sus refugios afectivos que sólo él o ella encuentran como una forma de hacerle frente a la crisis emocional y afectiva por la que están pasando.
Más adelante, hablaremos de los refugios afectivos.
Por el momento, vete pensando…. ¿Cuáles son los apegos y desapegos que tienes? ¿En qué te has refugiado afectivamente? ¿Cómo se ha manifestado en tu casa esta hostilidad, con tus padres? ¿En la escuela?
Te invito a que te dispongas a reflexionar en estos interrogantes, contigo mismo y contigo misma, es una manera de empezar a clarificar qué pasa contigo y de empezar a construir y consolidar tu propia identidad.
Fraternalmente,
NELLY BEATRIZ