martes, 22 de septiembre de 2009

El Ensayo, Escribir para publicar

El siguiente texto nace desde el acompañamiento que está haciendo la docente Luz Dory Gonzalez a los procesos escriturales de los maestros en formación de las normal, desde el proyecto “Escribir para publicar”, buscando con ello contribuir con el fortalecimiento de este ejercicio a partir de nuestra propia la práctica pedagógica cotidiana.

La escritura como una forma de reivindicar el saber de los maestros

“Mi voz lleva el eco de otras muchas voces”
Luis Bernardo Peña Borrero

Palabras que retumban en mi oído, porque me evocan el sentir de tantos maestros y maestras que en nuestro afán por dar lo mejor de sí y de la manera más humana nos quedamos cortos con el lenguaje; es el temor a emitir nuestras apreciaciones, nuestros juicios de valor, nuestros sentires, nuestras emociones y qué se yo, nuestra esencia de ser humanos, que en la cotidianidad académica y pedagógica que nos reúne leemos, soñamos y vivimos un país que pese a lo desdibujado nos deja con la ilusión de reconstruirlo a través de la escuela, pero muy fundamentalmente, a través de la palabra, como nos lo muestra Octavio Paz, “Estamos hechos de palabras”.

El texto del profesor Luis Bernardo Peña, deja entrever la necesidad de la reflexión a partir de la práctica pedagógica, como uno de los medios para la construcción de conocimiento, que indefectiblemente se debe escribir, permitiendo un legado para las nuevas generaciones, máxime en este momento de la historia donde la autonomía escolar, regida a través del Proyecto Educativo Institucional, tiene un compromiso escolar y social; debe estar no sólo visionada a tener aprendizajes más significativos, más articulados, más contextualizados y pertinentes, sino también una autonomía escolar evidenciada en los proyectos de aula, de núcleos interdisciplinares, institucionales entre otros.

En esta medida, El profesor Peña, hace una invitación clara a leer en las prácticas educativas cotidianas, el saber pedagógico, pero más que dotarnos de herramientas para leerlo, es escribirlo y perder el temor a hacer de nuestros textos una herramienta pública para presentar la diferencia, la creatividad y el sello propio de cada maestro con su cultura escolar y su capacidad de asombro frente a cuanto lo rodea; ese saber pedagógico se empieza a convalidar en la misma práctica ya que está sujeto a la crítica con los actores institucionales, dígase comunidad educativa; en esa medida, y teniendo como referente las teorías implícitas que dan soporte a las realidades educativas llevadas al medio escritural, el maestro puede estar dotado de herramientas que posibilitan y afiancen este ejercicio.

“La escritura tiene un enorme potencial, no sólo como forma de divulgar este saber de los maestros, sino también como herramienta intelectual para ayudarles a reconstruir su experiencia, a tomar distancia de ella para pensarla, enriquecerla o transformarla”
Luis Bernardo Peña Borrero


Retomando la invitación del profesor Peña, dentro de las muchas reflexiones pedagógicas hechas semana a semana en la Escuela Normal Superior de Amagá, he podido fortalecerme a partir de la postura y el aporte de otros maestros y maestras que en un trabajo constante y consciente están repensando no sólo su condición de forjadores de una institución más crítica sino creadores de nuevas teorías y visiones intersubjetivas que propenden por llevar una cultura escolar contextualizada y acorde con las necesidades sociales como lo diría D. A. Schön, conocimiento en la acción. Pero sigue estando la pregunta ¿Cómo llevarlo al registro escritural? Surge entonces la necesidad de repensarnos como maestros a través de las prácticas escritural e investigativa desde el contexto escolar en el cual interactuamos mediados por nuestro ser, saber y hacer; una misión compleja pero dignificante en la construcción de nación.

“Hay que invitar a los maestros a que escriban sobre aquello de lo que tienen conocimiento o experiencia propios: proyectos educativos, experiencias de aula, innovaciones, redes pedagógicas, memorias, intentos fallidos, descubrimientos, miedos, sueños irrealizados, reflexiones e interrogantes son, por eso, temas constantes que afloran espontáneamente en los textos que los maestros escriben”
Luis Bernardo Peña Borrero


Todo cuanto está revestido de significado para el ser humano es lo que le posibilita poner en líneas su sentir, es ahí cuando el maestro, Peña Borrero, plantea la necesidad de la autenticidad y la reflexión en la producción escritural no el disfraz o la historia escueta, se pretende que las producciones queden sujetas a la crítica y al fortalecimiento intelectual y humano de otros que decidan abordarlas.

Por último, la invitación es a comprender que la escritura pedagógica nace en la interrelación del maestro con los actores inmediatos y mediatos que en la vivencia cotidiana se forman y se transforman con la intervención de la diferencia que indiscriminadamente y como producto del azar, fue puesta para deparar retos, alegrías, tristezas, reflexiones, es justamente ahí donde el papel de la hermenéutica entra con fuerza en los procesos de comprensión, interpretación y transformación de prácticas.

“ - ¿Acaso no viven ellos intensamente la cotidianidad de sus escuelas y su relación con sus alumnos? El trabajo de un maestro está lleno de experiencias vitales: afectos y odios, triunfos y derrotas, gratitudes y olvidos, esperanzas y miedos…”
Luis Bernardo Peña Borrero

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