domingo, 7 de septiembre de 2008

JESÚS, EL MAESTRO DE MAESTROS..



“AL DISCÍPULO LE BASTA SER COMO SU MAESTRO…” (Mt. 10, 25)
“VOSOTROS ME LLAMAIS MAESTRO Y SEÑOR, Y DECÍS BIEN” (Jn. 13, 13)
“El maestro novato dice más de lo que sabe
El maestro maduro dice lo que sabe
El maestro sabio dice lo que conviene” Gracian

Por: Miguel Alonso Echeverría López. Magister en Teología con énfasis en Sagrada Escritura.
Docente de la I.E. Escuela Normal Superior Amagá- Área Educación Religiosa

Es sumamente gratificante escuchar a un grupo de niños y jóvenes que diariamente se acercan donde aquellos que les impartimos conocimientos en nuestra Escuela Normal Superior Amagá y nos saludan ampliamente con el vocablo “Profesor”; en algunas charlas formativas se nos insiste radicalmente en que además de profesores somos “orientadores”, cuando alguien nos pregunta en alguna entrevista simplemente la profesión argumentamos que somos “docentes” y también “educadores”. Desde la dinámica y visión de las Escuelas Normales surge otro concepto aún más amplio y comprometedor “Maestros”.
Toda esta gama de términos y definiciones me han llevado a investigar etimológicamente que significan estas palabras, para finalmente quedarme con la palabra MAESTRO dentro de un análisis exegético bíblico, puesto que justamente era así como frecuentemente se le llamaba a Jesús, el maestro de maestros.
Profesor, desde el diccionario de pedagogía es aquella persona que por vocación dedica su existencia a transmitir una síntesis de los aspectos teórico- prácticos, éticos y estéticos de la cultura; es aquel que de forma equilibrada distingue los contenidos permanentes de los transitorios y sabe transmitirlos, aunque el concepto de transmisor de conocimientos pertenece más a educador. Profesor tiene la misma raíz “Profes” de profesión, profesional, en este caso se trata de alguien que no llego a educar de manera fortuita ó casual, sino que eligió por VOCACIÓN ser un profesional de la educación, también proviene del latín ‘pro fatio’ que significa disponerse a hablar, por eso en la edad media el rol del profesor se limitaba a leer los libros sagrados; la meta de todo el que se arriesga a ser profesor es justamente saber que esa será su profesión para siempre, sintiéndose a gusto y poniendo cada día a “cantar la tiza” en sus manos, como si se tratase de la primera clase ó la última.
Educador, siguiendo la misma línea anterior, se puede afirmar que el término educador procede del verbo latino “educare” que significa alimentar ó criar; pero también proviene de “educere” que significa ‘sacar de dentro hacia afuera’; en este caso se entiende que quien es adoctrinado por un educador ya esta educado, pero es este personaje quien debe sacarle su esencia y culturización. Al igual que el profesor es alguien que hace todo esto conscientemente y todo lo orienta al progresivo desarrollo humano, asumiendo todo este reto como un llamado especial de la vida (Vocación); el diccionario de pedagogía los clasifica como “Indolentes” refiriéndose a aquellos que dan amplia libertad, “Ansiosos” para quienes no dejan tomar iniciativas a sus alumnos, “Moderados” para quienes dosifican la enseñanza y “Natos” para quienes tienen un amplio sentido de pedagogía práctica. El educador va un poco más lejos que el profesor, ya que el uno es un profesional y “profesa” aquello que enseña, el educador aparte de ser un profesional es como el escultor que sabe que dentro de un bloque de piedra existe una hermosa obra de arte.
Docente, sencillamente el diccionario de pedagogía se refiere a el como aquel que imparte enseñanza o docencia; el conocimiento docente centra su atención en el alumno tomando en cuenta, la situación social, económica y política del medio y del educando y de allí partir para adecuar los programas, los cuales a partir de ello darán resultados satisfactorios. Debe ser un sujeto que transforme el medio. Al impartir enseñanza debemos poner la atención en el verbo latino “Insigno” que significa señalar, distinguir, mostrar, poner delante; en el caso de la enseñanza se trata de poner delante de los alumnos los objetos de enseñanza para que estos los comprendan y asimilen.
Orientador, el diccionario lo define como un profesional que realiza la orientación con una madurez afectiva, con flexibilidad, con tolerancia, teniendo en cuenta los intereses sociales, la calidez en la relación, el dominio técnico, el saber específico y por supuesto la vocación.
Cada uno de estos conceptos, son válidos para definir a todos aquellos que nos hacemos sujetos y protagonistas de la enseñanza, sería bueno sin embargo pensar según estas definiciones en donde nos ubicamos, puesto que siempre se han visto como sinónimos, pero como nos pudimos dar cuenta tienen significaciones variadas y diversas; a cada uno de estos términos le corresponde un alumno no solamente entendido como “a lumen”= sin luz, sino también como “alumnus” aquel que se alimenta mientras se cría, “educando” para referirse al que se educa, “discente” para aquel que aprende ó sujeto a quien se dirige la enseñanza.
Todas estas definiciones me preocupan igualmente, pues todas ellas parten de un supuesto LA VOCACIÓN, no se puede concebir un sujeto que imparta enseñanza sin vocacionalidad, o que al menos lo haga rectamente sin poseerla. ¿Qué es entonces un Maestro? ¿Cómo define la Biblia el término Maestro? ¿Fue Jesús realmente un Maestro?
Primeramente antes de realizar la exégesis Bíblica se intentará hacer una interpretación con apoyo del diccionario de pedagogía, así se puede definir el término “Maestro” como proveniente del vocablo latino “Magister” que significa jefe, maestro, persona de autoridad en algún campo y que por ello influye en la formación de los demás, a cada maestro es claro no le corresponde un estudiante, ni un alumno, le corresponde un DISCIPULO ya que este es aquel que sigue las doctrinas de un maestro. Maestro ó mejor “Magister” tiene la misma raíz “Mag” de donde surgen las palabras “Magia” ó “Mago”, a mi juicio eso es justamente un maestro, aquel que logra realmente cautivar, llamar y centrar la atención en él, aquel que hace del arte de aprender y de enseñar un espectáculo casi que mágico en beneficio de los que están dispuestos a aprender, en este caso sus DISCIPULOS.
Jesús, el maestro.
El término didaskaloς ((didáskalos) = ‘Maestro’ se usa en el Nuevo Testamento 58 veces, 48 veces aparece el término en los evangelios, prevalentemente aplicado a Jesús; y 95 veces sobresale el verbo didaskein (didáskein)= enseñar, también en este caso se prefiere el término aplicado a Jesús. Por tanto Éste es por excelencia el "maestro" de la comunidad cristiana.

Su equivalente hebreo es רַב que a su vez es un sinónimo de rabbí o del arameo “rabbuní”; en la época de Jesús, estos se comportaban como predicadores públicos que hablaban en las plazas, y quien se dejaba convencer les seguía. Jesús va en dirección totalmente opuesta. Existe sin duda alguna una discontinuidad del Jesús histórico con el mundo-ambiente y la cultura en que se movía. Esto es fácil entenderlo cuando le dice a sus discípulos dentro de los discursos de la última cena: «No me elegisteis vosotros a mí, os elegí yo a vosotros» (Jn. 15,16). Jesús se convierte para sus contemporáneos en un maestro supremamente acreditado y reconocido, su clave era la enseñanza con autoridad (Mc. 1, 22), es una enseñanza trascendente, usa en propiedad el término didaskw (Didásko) de donde surge nuestro término didáctica.
La manera más adecuada para referirse al estilo de enseñanza de Jesús, es que se trata de un maestro sapiencial, un maestro que enseñaba con sabiduría; para ello se valía de las parábolas, símbolos, narraciones, paradojas; testigos claves de esto son los evangelios en cada una de sus perícopas. Que se podrá decir de nuestro discurso cada vez más lánguido, sin ninguna atención especial y lo peor, a veces sin autoridad, pues lo que se enseña en muchas ocasiones va en total contravía con la vida misma, Jesús hablaba con sus pies, sus manos, la naturaleza misma era su tablero. Consideremos, por ejemplo, Lc. 11,11-12: « ¿Quién de vosotros que sea padre, si su hijo le pide un huevo, le va a ofrecer un alacrán?». Jesús habla desde la realidad: en Palestina hay un escorpión —el alacrán blanco y venenoso— parecido a un huevo, que anida en los pedregales del desierto. A partir de esta imagen, construye Jesús de manera natural su lección sobre el amor del Padre. Si tú le pides un huevo, jamás te dará él un escorpión que te envenene. Nadie entraba por las puertas principales llamadas agujas a las grandes ciudades, solo los reyes y funcionarios imperiales, estos lo hacían en caballos y carruajes, Jesús conocía de hecho esta prohibición y por eso afirma: “Es más fácil que un camello pase por el ojo (entrada)de una aguja( o de una de estas puertas)”( Mt. 19, 24).
Son ejemplares sus parábolas. ¿Cómo enseñar el amor mejor que con la parábola del buen samaritano? Jesús saca brillo al relato cambiando la acentuación desde la objetividad del prójimo: « ¿Quién es mi prójimo?», a la subjetividad: « ¿Quién se hizo prójimo?». Las parábolas de Jesús parten siempre de una historia concreta, la vida misma es su fuente de inspiración; nos queda el reto fuerte de usar e ilustrar con ejemplos nuestro discurso y por supuesto también la tradición oral. Otra característica fuerte del magisterio de Jesús es su paciencia, es progresivo en su enseñanza, parte de lo simple a lo complejo; en el evangelio de Juan capítulo 9 se muestra a un ciego que únicamente “ve” a Jesús y que luego de relacionarse con él recupera la vista y ya no ve a Jesús sino al Kirioς (Señor); el magisterio de Jesús es también profético, pues denuncia, interroga, interpela y acusa cuando es oportuno, en Mt 23 ss., Jesús se presenta también como un maestro polémico, provocador, enojado. Sus siete maldiciones son un testimonio de que el verdadero maestro no teme denunciar los males, inclusive se atreve a correr el riesgo de la impopularidad. Esto causó la muerte de Jesús pues fue condenado también por sus palabras, auténticos latigazos para la clase tradicional de su época. Para los “maestros” actuales nos queda una nueva enseñanza, hemos de tener paciencia, pero también, cuando es necesario, hemos de introducir la palabra que desconcierta, la palabra de los profetas, “todo lo demás viene del maligno" (Mt. 5,37).
Puntos claves en la enseñanza de Jesús
• Identidad: Sabe claramente que su misión es un envío, hay VOCACIÓN, un llamado directo de su Padre ó como Él mismo lo llama constantemente en voz aramea “Abbá”= ‘papito’, no se avergüenza de su magisterio y sobre todo tiene claro que en todos los ambientes siempre será reconocido como EL MAESTRO, si Jesús no hubiese tenido identidad, no hubiera tenido filosofía de vida y mucho menos un proyecto claro de vida.

• Contenido: Nunca se desvía de lo que tiene y debe enseñar, es casi por no decir una verdadera obsesión los temas de su enseñanza: amor, Reino de Dios, Padre. Para Él es claro que no importa tanto que la gente aprenda, sino que viva lo que aprende, que tomen conciencia de la voluntad de Dios y asuman así la vida. Más que enseñar el Reino, lleva el Reino a las personas, para Jesús aprendizaje no es memorización sino identificación claramente reflejada en el cambio de vida.

• Contexto: Jesús siguiendo la enseñanza bíblica, nunca salió del territorio de Israel, solamente hace alusión a una salida de este territorio en su infancia cuando debió huir con su familia debido a la persecución de Herodes el Grande (Mt. 2, 13- 23); sencillamente se ciño a la pequeña porción de tierra de Israel y su obra trascendió el universo, por eso era común verle en montes, lagos, casas, barcas, el templo, la sinagoga, muchedumbres ó en medio del desierto y la soledad de la oración en el huerto.

• Medios: Como ya se dijo anteriormente su medio predilecto eran las parábolas, era su didáctica de acercamiento a las personas, ellas fueron su “gancho” para que todos sin excepción le entiendan el mensaje; a los pastores les hablo de ovejas y rebaños (Jn. 10, 1-11), a los agricultores les hablo de tierras y semillas (Mt. 13, 18- 34), a los ricos les hablo de riquezas, propiedades y privaciones (Mt. 19, 16- 30).

• Método: Tal como se afirmó en algunos párrafos anteriores, el principal método de Jesús era la comunión enseñanza- vida; para Él era fundamental el testimonio y el ejemplo (Jn. 10, 11- 18), Jesús habla con autoridad, la propiedad de su discurso no deja lugar a ninguna duda. Sin haber hecho ningún curso de Ética Profesional, la vida para Él era un sinónimo de servicio y de esto dio un claro ejemplo: “Pues si yo, que soy Maestro y Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros mutuamente los pies. Os he dado ejemplo para que hagáis lo que yo he hecho” (Jn. 13, 14- 15). Con cuánta razón la Madre Teresa de Calcuta ahora Beata oraba diciendo: “Señor, que te prediquemos sin predicarte con las palabras, sino con el ejemplo”; literalmente no se trata de lavar los pies de nuestros estudiantes, esto sería lo más fácil, el asunto radica en el servicio que prestamos a ellos, con la consejería, con las explicaciones debidas, con el trato, con la atención a sus padres, con la disposición y sobre todo con EL EJEMPLO que les damos cuando terminamos nuestra jornada laboral y hacemos nuestra vida “libre”, recordemos que si nosotros sabemos leer el “currículo oculto”, ellos, nuestros alumnos, también saben leerlo en nosotros, y de qué forma.

• Relaciones: Para Jesús era muy importante la igualdad con su gente, principalmente con sus discípulos, se confundía con ellos pero con respeto y autoridad (Mt. 7, 28). No existía en Él ninguna discriminación, pobres y ricos, enfermos y sanos, niños y adultos, letrados ó ignorantes eran bien recibidos.

• Propósito: Este es justamente el tema árido en el magisterio de Jesús, no se conforma con los “contenidos curriculares” sino que desinstala los esquemas ya establecidos y se convierte en señal de contradicción (Mt. 10, 34- 39), temas obligados en la enseñanza de Jesús eran: La vida, el amor, el perdón, la liberación. Lograr el reinado de la verdad, la paz, el amor, la justicia y la libertad es el gran propósito planteado en términos de valores.

• Proyección: Definitivamente es sorprendente el alcance de la obra de Jesús, Él Jesús Histórico desapareció de la cronología en el año 30 d.C. y nos encontramos en el siglo XXI y aún seguimos disfrutando su obra; la idea de Jesús no era aprenderse algo, sino epistemológicamente Aprehender el Reino de Dios e insertarlo a la propia vida. Si juzgáramos en términos de hoy el método de enseñanza en Jesús podríamos decir que era un educador magistral, pero su mensaje era una interpelación a la vida misma y proyectado directamente hacia ella.
Siento en todo este análisis realizado sobre el término MAESTRO, tomando como referente a Jesús desde el superlativo “maestro de maestros” un enorme sentimiento de culpabilidad, ya que en muchas oportunidades se nos ha llamado y hablando en primera persona, me han llamado “maestro”, pero siento que aún falta bastante para apropiarme de ese término.
Antes de terminar esta reflexión Bíblica –Investigativa quiero hacer uso de una experiencia de encuentro con el Maestro Jesús y permitirnos desde esta reflexión entrar en su escuela, siguiendo de cerca los pasos del proceso pedagógico de Jesús de Nazaret, no podemos desde el punto de vista cristiano convertirnos en Maestros, pues no poseemos una enseñanza propia, sino heredada de otros que han asumido el rol de investigadores, seríamos “Maestros” si usáramos una doctrina propia, en cambio como transmisores, tenemos eso sí un reto, pues no podemos quedarnos siendo discípulos, ya que un discípulo es aquel que esta a los pies del maestro, debemos ser APÓSTOLES y hacer de la educación un verdadero apostolado en bien de la sociedad.
"Hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, enséñenles todo lo que yo les he enseñado" (Mt. 28, 16-20).
La escuela de Jesús es la vida misma, en ella en cualquier momento el Maestro llega e interpela, cuestiona y deja claro el mensaje; un buen ejemplo para descubrir los pasos del proceso pedagógico de Jesús es la perícopa de Lc. 24, 13- 35, que comúnmente le hemos llamado el texto de “los discípulos de Emaús”, allí se advierten muy notoriamente cada uno de los pasos con los cuales enseña a sus discípulos; en una vista global del texto nos encontramos lo siguiente:
Jesús
• se les acercó.
• se puso a caminar con ellos.
• les preguntó.
• les volvió a preguntar.
• les interpretó las Escrituras.

1. Jesús se les acercó
En todo proceso de enseñanza es absolutamente necesario el contacto real con sus discípulos; es claro que la educación puede ser a distancia y más aún semiescolarizada, pero no es reemplazable en ningún momento la presencia del Maestro. Es el Maestro quien debe acercarse y no esperar a que sean los discípulos quienes se acerquen, ahí esta la diferencia de Jesús con los Maestros de su época.
Para enseñar definitivamente hay que acercarse al otro…

2. Jesús se puso a caminar con ellos
Ese acercamiento puede ser fugaz, pasajero. No siempre alcanza a comprometer al que se aborda por primera vez. Pero hay un elemento importante Jesús camina con sus discípulos, les dedica tiempo, esfuerzo, comparte su vida, se hace uno con ellos. Camina con, no adelante señalando el rumbo, simplemente mostrando la ruta y mucho menos señalando desde la distancia con macro proyectos y planes espectaculares que no pasan del papel; ni atrás mirando de lejos. Simplemente hace camino.
Para enseñar hay que caminar con el otro…
3. Jesús les preguntó
¿De qué van hablando? ¿Qué ha pasado por estos días? Las primeras palabras que conocemos de Jesús en este relato son para conocer la realidad de sus discípulos. A veces no basta con acercarse, con caminar, con ir de la mano, a veces es necesario e importante preguntar, esa es la otra fase del acercamiento, solo desde esta experiencia el otro puede expresarse, darnos a conocer su interioridad, lo que le pasa, lo que tiene adentro, sus alegrías y penas, sus dudas y convicciones, su vida…
Para enseñar hay que escuchar al otro…

4. Jesús les volvió a preguntar
A veces no basta con preguntar una vez, es necesario insistir, puesto que no es una regla general que la gente hable siempre cuando se le pregunta algo. Si las cosas son muy profundas hay que dar tiempo.
Jesús pregunta dos veces, una sola pregunta no alcanza; las preguntas de Jesús apuntan a la vida y motivan el encuentro.
Por eso Paulo Freire, hablaba de crear una pedagogía de la pregunta, devolver la palabra a los otros, para que juntos aprendamos y crezcamos en comunión.
Para enseñar hay que preguntar, para que el otro tome la palabra…

5. Jesús les interpretó las escrituras
Después de acercarse, caminar con ellos, preguntar y a su vez escuchar, volver a preguntar, el Maestro verdadero es en este justo momento cuando actúa y es entonces cuando Jesús toma la iniciativa. Su palabra se apoya en la Palabra. A partir de las Escrituras les interpreta la realidad a los discípulos, les ilumina la vida, trata de hacérselas más llevadera y ahí comienza lo más importante, comienza a transformar la realidad desde adentro ("¿No nos ardía el corazón cuando nos explicaba las Escrituras en el camino?").
La enseñanza de Jesús es respuesta para la vida de los discípulos. Les abre un nuevo horizonte, que incluso llegará a cambiar su rumbo y su camino, para dar vuelta y anunciar a Jesús.
Para enseñar hay que iluminar la vida…

Siguiendo estos pasos, sustento la tesis de que Maestro es aquel que transforma la vida y no en ningún momento aquel que simplemente transmite un conocimiento, el Maestro no tiene alumnos, no tiene estudiantes, tampoco educandos ó discentes, el Maestro tiene discípulos, va de la mano con ellos y los transforma en apóstoles en el ideal de una mejor sociedad.
Los educadores de hoy y máxime aquellos que ejercemos la función de formar a los futuros maestros dentro de las Escuelas Normales Superiores, debemos URGENTEMENTE revisar cada una de estas definiciones, indagar, cuestionar y cuestionarnos y una vez logremos ubicar primero nuestro quehacer educativo, someternos a una evaluación a conciencia, la sociedad moderna y los paradigmas educativos actuales con el perdón de las autoridades educativas nos ponen al frente muchos modelos educativos, algunos disfrazados de perfeccionismo, pasados por el quirófano de lo plástico y postizo, modelos que desfilan por la pasarela de la educación y nos sumergen en la mediocridad y el engaño, así como las grandes modelos con unas medidas casi perfectas ’90-60-90’ pero fabricadas a base de silicona.
Actualmente se pretende poner a la evaluación por competencias como al “redentor y salvador de la educación”, es vital que despertemos de ese letargo y fijemos nuestra mirada en la pedagogía de Jesús, puesto que veintiún siglos antes de haberse expuesto este modelo ya Jesús hablaba de “amar a Dios con todo el corazón, con toda la mente, con toda el alma y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a si mismo” (Mc. 12, 29) ¿No es acaso esto integrar al ser en lo cognitivo, lo psicoafectivo y lo psicomotor?; dicho de otra forma insinuó la idea de aprender a aprender, aprender a convivir, aprender a ser y aprender a hacer.
Esto más que una necesidad es una obligación si es que deseamos llamarnos MAESTROS, sino tenemos que ser humildes y quedarnos solamente con los títulos de Educadores, Profesores, Orientadores y Docentes, no es que estos conceptos sean peyorativos, todo lo contrario son el deber ser de un profesional de la educación, pero arriesgarse a ser llamados MAESTROS sin cumplir lo anterior es una ilusión y casi se acerca al descaro y el cinismo, se puede sin embargo llegar a convertirse en un verdadero maestro, ahí es donde esta el reto.
Si nos empeñamos en continuar como estamos, sin cambiar absolutamente nada de nuestro deber ser, dando un anti testimonio y a la vez siendo llamados MAESTROS, tendremos la triste verdad “Y, si un ciego guía a otro ciego, los dos caerán en un hoyo” (Mt. 15, 13).

“UNO TIENE QUE SER EL CAMBIO QUE QUIERE VER EN EL MUNDO” Mahatma Gandhi




BIBLIOGRAFIA

• SHÖKEL, Luis Alonso. Biblia del Peregrino. Ediciones Ega Mensajero. Bilbao (España), 1995.

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• BOTERO GIRALDO, J. Silvio. Las parábolas también educan. Editorial San Pablo, Santa Fe de Bogotá, primera edición, 2005.

• DICCIONARIO DE PEDAGOGÍA.


• SWETNAM, James. Introducción al estudio del griego del Nuevo Testamento. Ediciones del Verbo Encarnado. Argentina, primera edición en español, 1999.

• ZERWICH, Max. El Griego del Nuevo Testamento. Editorial Verbo Divino. Estella (España), 2000.


• PABON DE URBINA, José. Diccionario manual Griego- Español. Editorial Biblograf. Barcelona (España), decimacuarta edición, 1981.

• LAMBDIN, Thomas. Introducción al Hebreo Bíblico. Editorial Verbo Divino. Estella (España), 2001.


• IMÁGENES, BUSCADOR www.google.com.co.

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